La revolución de las impresoras 3D estaba siendo demasiado lenta. Para crear una simple figurita se necesitan horas y hasta días si es algo más grande. Sin embargo, un nuevo método que combina resinas líquidas, luz ultravioleta y oxígeno consigue obtener objetos 100 veces más rápido. Es el gran paso que le faltaba a la democratización de la fabricación en masa y su promesa del háztelo tu mismo.

"La fabricación por adición tiene el potencial de transformar la complejidad con la que se fabrican objetos funcionales, pero la impresión 3D convencional los fabrica usando un enfoque por etapas, capa a capa, que lleva mucho tiempo", dice el químico de la Universidad de Carolina del Norte (EE UU) y creador de la nueva impresora CLIP, Joseph DeSimone. Para este experto en ciencia de polímeros, existe una gran distancia entre la velocidad en el diseño industrial o prototipado rápido y la velocidad en la fabricación que obstaculizan "la capacidad de la impresión 3D de ir más allá de las fases de diseño y realización de prototipos de un producto".
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