La "hipótesis de la higiene" defiende que eliminar las bacterias, los virus y otros microorganismos de la comida y del entorno de los recién nacidos priva a sus sistemas inmunes de los estímulos necesarios para desarrollarse adecuadamente. No en vano, como demostraron Alexia-Giovanna Abela y sus colegas de la Universidad de Malta, cuanto menor es la incidencia de enfermedades infecciosas en un país mayor es el número de diabéticos que habitan en él.
Algo similar sucede con el alzhéimer, la enfermedad neurodegenerativa más prevalente en los países industrializados. Cuanto más higiene muestra un área urbana, mayor es la prevalencia de esta forma de demencia, como demuestra un estudio reciente de la Universidad de Cambridge. Y la falta de contacto con la tierra y los animales en territorio de asfalto, cemento y agua potable podría explicar por qué el cerebro es más proclive a inflamarse
Por otro lado, el uso del lavavajillas podría tener mucho que ver con el aumento de la prevalencia de las alergias, según recoge el último número de la revista Pediatrics. El estudio que lo prueba se basó en los datos de más de mil niños con edades comprendidas entre 7 y 8 años y analizó la incidencia de asma, eczema y rinoconjuntivitis. En las familias que lavaban los platos a mano la incidencia de alergias era menor que en aquellos que optaban por usar un electrodomésticos para limpiar la vajilla.
Además de estar mínimamente presentes en el plato donde comemos, es importante que existan bacterias a flor de piel. Es más, dermatólogos de la Universidad de California han demostrado que la microflora inocua que habitualmente habita nuestra piel impide que esta se inflame en exceso en respuesta a una agresión. Lo atribuyen a los estafilococos, un tipo de microbios que sintetiza ácido lipoteicoico (LTA) para modular la respuesta inflamatoria del sistema inmune.
De identificar el mecanismo biológico que hace que el exceso de limpieza perjudique seriamente nuestra salud se han encargado el gastroenterólogo Richard Blumberg y sus colegas del Hospital Brigham de Mujeres de Boston. Para ello desarrollaron un experimento en el que compararon la salud de ratones que no tenían ningún otro microbio en su cuerpo con la de roedores que crecían en un entorno con los gérmenes normales. Así fue como comprobaron que los que no se exponían a bacterias tenían una inflamación desmesurada de pulmones y colon, semejante a la que sufren los pacientes con asma y con colitis.
El fenómeno estaba causado por la hiperactividad de un tipo de células inmune, en concreto de las células NKT (Natural Killer). Además, los científicos comprobaron que si a los ratones nacidos en completa asepsia se les exponía a microbios en las primeras semanas de vida su sistema inmune se normalizada y se prevenían enfermedades, incluso aunque vivieran en entornos absolutamente limpios de bacterias durante su vida adulta.
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