“La industria azucarera no podía negar el papel de la sacarosa en la caries dental dada la evidencia científica”, explican los autores. “Por lo tanto, adoptaron una estrategia que consistía en desviar la atención hacia intervenciones de salud pública que consistiesen en reducir los daños del azúcar en lugar de restringir su consumo”, añaden. Con ese plan, fomentaron la financ
iación de investigaciones sobre enzimas capaces de deshacer la placa dental y de una vacuna experimental contra el deterioro de los dientes que nunca demostró ser aplicable a gran escala.
Los resultados de la estrecha relación entre la industria y los responsables de los organismos públicos que debían fijar las prioridades de la salud pública y la investigación se observa en algunos datos llamativos: el 78% de un informe remitido por la industria fue incorporado a la convocatoria de proyectos de investigación del Instituto Nacional para la Investigación Dental y otros trabajos, como los pensados para medir cómo algunas comidas específicas causan caries (un enfoque que podía perjudicar a la industria) desaparecieron de la lista de prioridades del NCP. Después de una década liderando la agenda científica para combatir la caries en EE UU, el NCP “no logró reducir significativamente el problema de la caries dental, una enfermedad prevenible que sigue siendo la principal enfermedad crónica entre niños y adolescentes de EE UU”, concluyen los investigadores.
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