lunes, 23 de marzo de 2015

Los rayos cósmicos confirman que se fundió el corazón de Fukushima

Mientras Chernóbil todavía lucha para cubrir los restos de la tragedia con un segundo sarcófago, en Fukushima aún dan los primeros pasos para controlar por completo y desmantelar los reactores accidentados en 2011, una tarea que durará unas cuatro décadas. Al margen de las interminables fugas de agua que traen de cabeza a los responsables de la central, el principal objetivo es determinar la situación exacta del combustible radiactivo que quedó fuera de control durante varios días, provocando la mayor catástrofe atómica en lustros. Ahora, gracias a los rayos cósmicos, tenemos la confirmación de que el núcleo del reactor 1 de Fukushima se fundió por completo y que también se derritió, parcialmente, el combustible del reactor 2.

Esas barras de uranio derretidas generan tanto peligro que no ha sido posible entrar hasta el corazón de los reactores accidentados para determinar exactamente su estado. Las mediciones indirectas indicaban que estábamos en un escenario de fusión de los núcleos pero una nueva técnica que se sirve de la física de partículas ha ayudado a radiografiar, por el momento, dos de los reactores accidentados. Se trata de un detector de muones, unas partículas elementales que surgen cuando penetran en la atmósfera los rayos cósmicos, y que llegan por miles hasta la superficie de la Tierra. Estas partículas que frenan al chocar con objetos muy densos, como el combustible nuclear, y se pueden detectar con una suerte de placas de radiografía colocadas a los lados del reactor.

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