Hasta 11 veces (más las correspondientes notas al pie) cita el Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de EE UU en sus nuevas guías nutricionales el estudio Predimed (Prevención con Dieta Mediterránea), el más amplio sobre los efectos de la alimentación según el modelo del sur de Europa en la salud, sobre todo com
o prevención cardiovascular.
Ese enorme trabajo del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Nutrición y Obesidad (Ciberobn) siguió a 7.447 personas y recogió más de 20 millones de datos en un trabajo que duró casi 10 años con 19 grupos multicéntricos y multidisciplinares de siete comunidades autónomas. Sus resultados empezaron a desgranarse en marzo de 2013. Básicamente son la constatación numérica de que una dieta mediterránea (reforzada con nueces y aceite de oliva virgen), tenía, entre otros, el efecto de reducir hasta un 66% los problemas circulatorios en las extremidades, contrarresta el riesgo de ictus, revierte un 28% los efectos del síndrome metabólico, y reduce los infartos e ictus en un 30%, entre otros beneficios que aún se están evaluando.
En concreto, las menciones de las guías estadounidenses se refieren a la ingesta de vegetales y frutas, en los que Predimed está en línea o excede en sus recomendaciones a las que eran las guías estadounidenses hasta ahora. En cambio, se aconsejan menos lácteos y el consumo de carne preparada es superior al que las guías estadounidenses consideran el ideal.
También argumenta el nuevo texto con las recomendaciones alimentarias que la dieta mediterránea reduce el colesterol y ofrece un mejor nivel de triglicéridos, baja las enfermedades cardiovasculares y ayuda a controlar la insulina y la glucosa.
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