miércoles, 27 de mayo de 2015

La Antártida también se derrite

Desde que en 1979 los primeros satélites artificiales pusieran sus ojos en ella, la Antártida nunca fue tan grande. Según la NASA, en diciembre de 2013, el hielo marino que rodea el continente antártico alcanzó su mayor extensión. Sin embargo, también nunca como ahora, se está derritiendo a un ritmo tan acelerado. Por primera vez desde el fin de la última glaciación, la Antártida pierde más hielo del que gana. De nuevo, ya sea en forma de cambio climático o deterioro de la capa de ozono, la acción humana está detrás.
La ciencia tiene tan claro que el Ártico se deshiela como que la Tierra gira alrededor del Sol. Con la Antártida no existe el mismo consenso científico. Por cada estudio sobre un glaciar que se resquebraja, hay otro que destaca la acumulación de nueva nieve en la meseta antártica. Y es que todo en la Antártida es grande, también el debate científico. Con una extensión casi 28 veces la de España, la Antártida acumula entre el 80% y el 90% del agua dulce que hay en el planeta. La altura media de la capa de hielo es de unos 2.500 metros, aunque hay zonas de casi 5.000. Si se derritiera de repente, el nivel del mar ascendería decenas de metros.
Pero la Antártida no es tan uniforme e inmutable como puede parecer en la distancia. El cambio climático y el deterioro de la capa de ozono están afectando de forma diferente a unas zonas y otras del continente. Mientras en lugares de la costa oeste, los glaciares que mueren en el Mar de Amundsen están adelgazando, en el este, el hielo avanza y se eleva. A comienzos de siglo, el balance neto entre pérdidas y ganancias tendía a ser cero, pero en el último lustro el equilibrio se está rompiendo a favor del deshielo en zonas hasta ahora estables.
"Los cambios en la elevación aquí están siendo muy repentinos", dice la investigadora de la Universidad de Bristol, Alba Martín-Español. Empeñada en estudiar la dinámica de la capa de hielo antártica, Martín-Español y sus colegas de la universidad británica han encontrado un nuevo lugar por donde el hielo se está derritiendo. Al sur de la península antártica, una especie de apéndice que rompe la línea circular del continente, una decena de glaciares están de retirada a lo largo de 750 kilómetros de costa. Aunque la zona se encuentra en la parte occidental de la Antártida, "era una de las más estables", añade la científica española.
Con los datos de altimetría ofrecidos por una sucesión de satélites desde comienzos de siglo, los investigadores pudieron comprobar que la elevación de los hielos de esta zona se mantuvo estable hasta 2009, pero desde entonces no ha dejado de reducirse. Según publican en Science esta semana, la región pierde unos 60 kilómetros cúbicos de hielo al año. En agua líquida, serían unos 60 billones de litros. Hay glaciares que se han retirado hasta 30 metros en la última década.
"Estos cambios no se deben a un aumento en las temperaturas, sino a una alteración en la dinámica de los glaciares", aclara Martín-Español. Aquí, el impacto del calentamiento global aunque real es indirecto. No se trata de que la zona sufra una repentina subida de la temperatura, sino del azote del océano. Buena parte del área analizada, frente al Mar de Bellingshausen, se encuentra debajo del nivel del mar, retirado por la presión de los glaciares. Sin embargo, "los vientos circumpolares se están acelerando, elevando las corrientes submarinas más cálidas", recuerda la investigadora española. Esta agua más caliente está derritiendo los glaciares por abajo.

Una red para hacer los ensayos que no interesan a las farmacéuticas

Los grandes ensayos clínicos, los que tratan de comprobar si un nuevo fármaco funciona y es seguro, son proyectos ciclópeos. Cumplir con las regulaciones, reunir a los expertos necesarios, reclutar a los pacientes y seguirlos durante años pueden elevar el coste de algunos de estos ensayos hasta los cientos de millones de euros, no muy lejos de las grandes misiones espaciales. Las dimensiones de esta empresa la dejan solo al alcance de unas pocas compañías farmacéuticas privadas que aportan la inversión con la esperanza de lograr ingresos aún mayores.
El Estado ha mantenido un papel de supervisión, pero también hay ensayos y enfoques en los que puede desempeñar tareas esenciales para los pacientes, pero que no interesan a las empresas. Un ejemplo sería la comparación de dos medicamentos que han salido a la vez, pero tienen la misma indicación. Ahora, para seleccionar uno u otro fármaco, la administración solo tiene la información que le proporcionan las propias empresas farmacéuticas que se lo van a vender. Además, también se puede plantear el análisis de terapias que no requieren medicamentos.
Algo parecido sucede cuando se trata de evaluar el funcionamiento de un medicamento después de un tiempo de uso. Los fármacos se ponen a prueba en ensayos con unas condiciones determinadas que no van a ser idénticas a las de su uso real donde, por ejemplo, se pueden emplear junto a otros medicamentos y de una manera menos controlada. Una vez que han logrado colocar su producto en el mercado, las farmacéuticas no tienen interés en realizar un seguimiento de la seguridad de su uso real más allá de los ensayos. Sin embargo, este tipo de pruebas tienen un gran interés para la administración, que puede detectar efectos secundarios no identificados, y, sobre todo, para los pacientes.
Para realizar este tipo de estudios sin interés comercial pero de importancia pública se creó a finales de 2013 desde el Instituto de Salud Carlos III la Plataforma de Unidades de Investigación Clínica y Ensayos Clínicos (SCReN). “La industria farmacéutica, dentro de sus objetivos, hay cosas que hace muy bien, pero deja lagunas, como las enfermedades huérfanas [enfermedades que afectan a menos de 1 persona por cada 2000], las enfermedades que no ocurren en países desarrollados o en la comparación de productos que han salido a la vez y tienen la misma indicación”, explica Emilio Vargas, responsable del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Coordinador de la plataforma.
SCReN tiene una financiación este año de 3,47 millones de euros y en ella participan 29 centros de toda España. Su origen se encuentra en el CAIBER (Consejo Rector del Consorcio de Apoyo a la Investigación Biomédica en Red), una iniciativa impulsada por el ministerio de Sanidad para facilitar los ensayos clínicos no comerciales. Creado en una etapa de bonanza económica, acabó cerrando en 2012 para ser recuperada con una estructura más descentralizada como SCReN.

http://elpais.com/elpais/2015/05/25/ciencia/1432541986_837261.html

Luz verde del Pentágono a las pruebas de su 'arma láser


     La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de Estados Unidos (DARPA) ha recibido el sí de la Administración Obama para iniciar las pruebas de campo de su sistema de arma láser, conocido como HELLADS (Sistema de Defensa de Láser Líquido de Alta Energía, por sus siglas en inglés).
Según explica el departamento de defensa del Gobierno estaounidense, los expertos "han demostrado la suficiente potencia del láser y la calidad del haz" como para que este proyecto "salga del laboratorio". Para DARPA, el logro de la aceptación del Gobierno, dando el visto bueno a las pruebas de campo, marca el final de la fase de desarrollo del programa y el comienzo de un nuevo y desafiante juego de pruebas" que se desarrollará en White Sands Missile Range, en Nuevo México.
Estos láseres de alta potencia pretenden proporcionar una solución a las amenazas contra los aviones tripulados y no tripulados, que cada vez son más sofisticadas. Una respuesta "rápida y eficaz a este tipo de amenazas", ya que "aprovechan la velocidad y el poder de la luz para contrarrestar las múltiples amenazas". 
El director del programa, Rich Bagnell, señala que "los obstáculos técnicos eran de enormes proporciones, pero es muy gratificante haber producido un nuevo tipo de láser de estado sólido con un poder sin precedentes y una gran calidad del haz para su tamaño".
A su juicio, ahora el láser HELLADS está listo para ser puesto a prueba "contra algunas de las amenazas más duras tácticas nuestros combatientes se enfrentan", como misiles y cohetes.
Se espera que las pruebas de campo comiencen este verano en un esfuerzo de financiación conjunta entre DARPA y el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea. Cuando finalice la fase de pruebas de campo, el objetivo es poner el sistema a disposición del Ejército estadounidense.

El espectacular 'árbol de la galaxia'

Esta impresionante imagen de la Vía Láctea contoneándose al compás de la silueta de las ramas de un roble ha sido elegida como la Imagen Astronómica del Día por la NASA.
Lo primero que llamó la atención de su autor, el español César Vega Toledano, fue la bonita estampa que ofrecía un bosque de robles recién podados en Salamanca. 
A continuación apareció la galaxia. Desde esta perspectiva, elegida cuidadosamente por su autor, las líneas de polvo de la galaxia de la Vía Láctea parecen prolongaciones naturales de las ramas del árbol.
César Vega se quedó despierto hasta las 2 de la madrugada esperando que la galaxia emergiese sobre este roble de apariencia majestuosa. Y este es el resultado.
Una impresionante fotografía tomada con mucha paciencia y con un fuerte impacto dramático en el espectador, que consigue hacernos sentir parte de nuestra galaxia, en el inmenso océano del Cosmos

El agujero de la capa de ozono da una lección para el cambio climático

Hace 30 años, en mayo de 1985, investigadores británicos anunciaron algo extraordinario: se había abierto un enorme agujero en la capa de ozono sobre la Antártida. Entonces, pocos sabían qué eran los clorofluorocarburos (CFC). Solo unos cuantos científicos conocían que estos compuestos químicos estaban debilitando la protección que el ozono atmosférico ofrece contra la radiación ultravioleta del Sol. Sin embargo, la alarma fue tal, que los gobiernos del mundo tardaron apenas dos años en prohibir los CFC con el Protocolo de Montreal. Ahora, un estudio muestra qué habría pasado si los políticos hubieran tardado tanto como ahora hacen con el cambio climático.
Ya casi nadie se acuerda del agujero de la capa de ozono. Aunque cada primavera austral, regresa sobre el cielo de la Antártida, es un problema que está yendo a menos y desaparecerá con el tiempo. Pero hace 30 años, su aparición disparó la primera gran acción global contra un problema que habían generado los propios humanos.
"Sin el Protocolo de Montreal, el planeta habría experimentado un mayor debilitamiento de la capa de ozono. En unas pocas décadas, esta reducción podría haber sido catastrófica, con unos niveles de radiación ultravioleta sobre la superficie mucho mayores", dice el profesor de la Universidad de Leeds (Reino Unido), Martyn Chipperfield, coautor de un estudio que imagina cómo sería la situación si no se hubieran prohibido los CFC.
Usados desde comienzos del siglo pasado, los CFC, compuestos formados por hidrocarburos a los que se les añade cloro, flúor o bromo, eran fundamentales para la vida moderna. Eran el gas que enfriaban los refrigeradores, sacaban la espuma del bote de afeitar o dispersaban el desodorante. Entre sus ventajas tenían su supuesta condición de inertes, incapaces de desencadenar una reacción química al unirlos con otros elementos. Pero se equivocaban.
"El protocolo de Montreal es probablemente el mejor ejemplo de cómo la cooperación internacional puede solucionar problemas ambientales globales. Cuando se firmó, en 1987, no se conocían aún a fondo las causas del debilitamiento de la capa de ozono", recuerda Chipperfield. "Sin embargo, se basó en el principio de precaución: ya que no comprendemos del todo las consecuencias, debemos ser cuidadosos con lo que hacemos. Podría ser una buena lección en el debate sobre el cambio climático", añade.
Aquel protocolo acabó siendo firmado por todos los países del planeta. En sucesivas revisiones se ha ido ajustando ante la aparición de nuevos compuestos. Pero las premisa básicas, la precaución, la vigilancia, la prohibición y el obligado cumplimiento se han mantenido.

viernes, 22 de mayo de 2015

El terremoto de Nepal alteró la atmósfera de la Tierra

Un software desarrollado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, en Pasadena, California (EE.UU.) ha descubierto que el terremoto de magnitud 7,9 en la escala Richter que sorprendió y asoló Nepalel pasado 25 de abril creó ondas de energía que penetraron en la atmósfera superior de la Tierra, lo que perturbó la distribución de electrones de la ionosfera o termosfera, la zona de la atmósfera terrestre ionizada permanentemente debido a la fotoionización de la radiación solar.

Las perturbaciones fueron controladas mediante las señales transmitidas por el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y recibidas por un receptor GPS ubicado en una región vecina a Nepal. Las mediciones de esta región de la atmósfera que está situada entre 60 y 1.000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra fueron filtradas con este software de procesamiento de la NASA y mostraron la distribución -y perturbación- de los electrones de la ionosfera.

Los datos revelan que tras la ruptura del terremoto inicial hubo un período de unos 21 minutos hasta que la perturbación ionosférica provocada por el terremoto llegara a una estación de GPS ubicada a unos 640 kilómetros de distancia del epicentro en el Tíbet (China).

Gracias a este tipo de información los científicos podrán llegar a planificar futuros sistemas de alertapara poder responder con antelación a cualquier peligro de carácter natural difícil de detectar como una erupción volcánica o un tsunami.

El bello ocaso de la 'medusa' cósmica

Un equipo de astrónomos ha usado el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) para captar la imagen más detallada jamás tomada de la nebulosa Medusa
Las estrellas que se encuentran en el corazón de esta nebulosa ya iniciaron su transición hacia la jubilación y arrojan sus capas externas al espacio formando una colorida nube. La imagen augura el destino final del Sol, el cual, finalmente, también se convertirá en un objeto de este tipo. 
El nombre de esta nebulosa planetaria proviene de una horrible criatura de la mitología griega: la gorgona Medusa. También es conocida como Sharpless 2-274 y se encuentra en la constelación de Géminis. La extensión de la Nebulosa Medusa es de, aproximadamente, cuatro años luz, y se encuentra a una distancia de unos 1.500 años luz. A pesar de su tamaño es extremadamente débil y difícil de observar. 
La medusa era una criatura horrible con serpientes en lugar de cabellos. Estas serpientes estarían representadas por los filamentos serpentinos de gas brillante. El resplandor rojizo del hidrógeno y la emisión verde, más débil, del oxígeno en forma de gas, se extienden mucho más allá de esta imagen, formando en el cielo una figura en forma de media luna.
La eyección de masa de las estrellas en esta etapa de su evolución suele ser intermitente, lo cual puede dar lugar a estas fascinantes estructuras dentro de las nebulosas planetarias. 
Durante decenas de miles de años, los núcleos estelares de las nebulosas planetarias permanecen rodeados por nubes de gas espectacularmente coloridas. Después, tras unos pocos miles de años, el gas se dispersa lentamente en su entorno. Esta es la última etapa de la transformación de estrellas como el Sol antes de terminar su vida activa como enanas blancas. 
La etapa de nebulosa planetaria en la vida de una estrella es una pequeña fracción de su vida útil total. Comparada con una vida humana, sería un breve instante, equiparable al tiempo que tarda un niño en hacer una burbuja de jabón y verla alejarse a la deriva. 
La hostil radiación ultravioleta de la estrella muy caliente que se encuentra en el centro de la nebulosa, hace que los átomos del gas que se mueve hacia las zonas exteriores pierdan sus electrones, dejando tras de sí un gas ionizado. Los colores característicos de este gas brillante pueden utilizarse para identificar objetos.

Una empresa de EE UU diseña un avión inflable para volar en Venus

En la superficie de Venus hace un calor de 460 grados centígrados, más que suficiente para fundir el plomo, y la presión es de 90 atmósferas (más o menos igual que en el océano terrestre a 900 metros de profundidad). La densa atmósfera rica en ácido sulfúrico en ese planeta con un potente efecto invernadero complica aún más las cosas. En tales condiciones, las sondas espaciales que han logrado llegar al suelo han funcionado menos de dos horas, como mucho, y la investigación del planeta vecino se ha basado en naves en órbita allí. Pero una empresa estadounidense, Northrop, está desarrollando una alternativa nueva de vehículo para la exploración espacial: un avión no tripulado inflable, propulsado, que podría volar durante un año a media altura en Venus. La idea está verde todavía desde el punto de vista del desarrollo de tecnologías necesarias y de ensayos con prototipos. Pero sus responsables son optimistas y aspiran a salir airosos en la selección que hará la NASA, el próximo otoño, en el programa Nuevas Fronteras de misiones planetarias futuristas, con una financiación de hasta 880 millones de euros y para estar listas hacia 2021. El avión, denominado VAMP (siglas, en inglés de Plataforma Atmosférica Maniobrable en Venus), de 55 metros de envergadura, partiría de la Tierra en un cohete convencional, viajará en una nave interplanetaria, se desplegaría al llegar al planeta rellenándose de algún gas, como hidrógeno, y empezaría a volar con unos 50 kilos instrumentos científicos a bordo.
“El VAMP es un aeroplano inflable muy grande, pero increíblemente ligero, que integra diferentes capacidades de Northrop Grumman en aviones no tripulados desplegables, semiflotantes, y en tecnología espacial, en un vehículo de exploración planetaria único”, señala la empresa, destacando que el objetivo es hacer “un vehículo de ágil maniobrabilidad, velocidad, resistencia y capacidad de llevar carga útil”. El avión, señala, podría volar entre varios meses y un año por la atmósfera de Venus, “combinando fases de vuelo propulsado y de planeo” a una altura de entre 55 y 70 kilómetros sobre la superficie.

Domesticar animales deja huella en su ADN

El Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) ha presentado los resultados de su estudio relativo a la domesticación de los animales, en el que se expone que la domesticación por parte de los seres humanos deja una huella en el ADN de los animales, presentando los animales domésticos ciertas variantes genéticas que afectan a determinados procesos biológicos como el desarrollo facial, la coloración de la piel o incluso el cerebro.

Los investigadores, liderados por Alex Cagan examinaron el ADN de ratas de alcantarilla,también llamadas ratas de noruega o ratas chinas, que habían sido criadas durante 70 generaciones para mostrarse agresivas o mansas hacia los humanos. Los resultados de ADN revelaron que las ratas dóciles o domesticadas tenían cambios genéticos en al menos 1.880 genes.

Comparando estas conclusiones con los análisis de ADN de otros animales domésticos comunes como perros, gatos, cerdos o conejos y sus respectivos compañeros pero en estado salvaje, los expertos hallaron idéntico resultado: la domesticación tenía una cambio asociado en los genes para los factores de crecimiento epidérmico y otras proteínas que estimulan el crecimiento de las células.

Esta conclusión parece apoyar la hipótesis de que los cambios recientes en las células de la cresta neural que comprende unas pocas células y que existe temporalmente en etapas tempranas del desarrollo embrionario de los vertebrados, podrían ser responsables del síndrome de domesticación, que incluye cambios físicos en las orejas, en los colores de su pelo o en la dulcificación de sus rostros, rasgos comunes entre los animales domésticos.

La NASA podría mandar un mensaje digital al espacio

Así como en 1977 los discos de oro con material procedente de la Tierra fueron enviados a través de las sondas Voyager al espacio, la NASA está planteándose enviar un nuevo mensaje, esta vez en digital pero con similar cantidad de información: “quizás 100 imágenes y alrededor de una hora de audio; estamos escribiendo un haiku, no es una novela”, explica Jon Lomberg, líder de la investigación y director de diseño de los discos que fueron colocados a bordo de las naves espaciales gemelas Voyager de la NASA.

El mensaje interestelar, bautizado como “One Earth Message”sería enviado a través de la sonda New Horizons que se encamina hacia Plutón y contendrá contribuciones de un equipo de investigadores, profesores, artistas e ingenieros de todo el planeta. En total serían 150 megabytes de datos los que se subirían a la memoria de la nave New Horizons una vez que la NASA apruebe oficialmente el proyecto.

Nunca sabremos si nuestra iniciativa llegará a los extraterrestres, pero sí sabemos que la gente de la Tierra que participe y juegue un papel en ella, puede literalmente cambiar su vida”, aclara Lomberg.

La novedad del formato digital del mensaje no es lo único que lo diferencia de su antecesor; en los discos de oro la información fue elegida por un pequeño comité presidido por el astrofísico Carl Sagan y, por otro lado, la financiación, en este caso, será a través de miles de contribuciones individuales o empresariales de todo el mundo.